Hace unos años era consciente que tenía un cuerpo porqué cada día tenía que vestirme y era el que me llevaba a los sitios pero realmente, lo utilizaba como un instrumento, como algo que me llevaba a los sitios y no le daba el valor que tiene hasta que conecté con él.
Reconozco que he tratado muy mal a mi cuerpo en muchas ocasiones. Le he dado alimentos que no le hacen bien, lo he forzado realizando ejercicios intensos, le he hablado fatal diciéndole que no era todo lo que yo esperaba de él ¿Cuantas veces lo habré mirado y habré dicho… puf este no es el cuerpo que quiero? ¿Te suena? … podríamos decir que he maltratado a mi cuerpo millones de veces y por ello me arrepiento.
Que insatisfacción más constante la de los seres humanos y que ingratitud de no valorar a tu motor. De no agradecer a tu cuerpo por darte salud cada día, por darte la vida.
Siempre había vivido con la mente, racionalizando todo, con rumiaciones, preocupaciones excesivas, generando estados de ánimo de estrés, de ansiedad… y de repente, con 27 años cuando rompí con mi primera pareja comencé a sentir algo que no había sentido casi mucho… EMOCIONES.
Comencé a realizar reiki, siempre he sido una apasionada del aprendizaje y creo que no hay que cerrarse a nada, y cuando sentí esa energía en mi cuerpo de repente fue como si se descorchara una botella de cava y saliera el corcho disparado. Comencé a sentir emociones, a sentir mi cuerpo y tengo que decir que al principio me asusté.
Siempre me había engañado a mi misma diciendo que era una persona mental, racional incluso a veces llegué a pensar que era alguien frío. Cuando pude experimentar dichas sensaciones me di cuenta que había estado mucho tiempo escondida detrás de una coraza de supervivencia, ya que tenía tanto miedo a desmoronarme que ni yo misma sabía el gran potencial que tenía dentro.
A día de hoy las personas que me conocen saben que soy una persona, sensible, amorosa y sobretodo muy emotiva. ¿Por qué había creído yo que era mental? Que películas nos explicamos las personas…
Comencé a conectar con mi alma, con mi esencia y guauuu realmente es algo tan bonito. El ser humano vive en la cabeza, en los pensamientos, en las preocupaciones y muchas veces hasta nos olvidamos de respirar. Algo tan básico y necesario como es la respiración y ni si quiera nos permitimos hacerlo bien.
Cuando comencé con todo mi camino de introspección comencé a entrar en mí y a conectar con mi cuerpo y realmente es cuando comencé a sentir que dentro de mí había vida, había algo bonito que mostrar ya que antes me sentía robotizada.
Es por ello que cada día apuesto más por trabajar el cuerpo en mis terapias, incluirlo y escucharlo ya que este nos da muchísimas información sobre lo que está pasando en nosotros mismos.
El ser humano ha de tener un equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Si una de estas partes no está trabajada no existe la homeostasis y es cuando se producen los problemas.
Muchas personas me dicen yo trabajo mi cuerpo, voy al gimnasio. Si eso está muy bien, pero no nos confundamos. Normalmente vamos al gimnasio para estar más delgados, para hacer deporte, para soltar adrenalina, para no engordar, y eso está muy bien, pero cuando hablamos de trabajarnos el cuerpo es escucharlo desde el interior y prestar atención a lo que nos está diciendo.